Dos años atrás pasé varias semanas en Querétaro, la ciudad de mi adolescencia, disfrutando de mi familia y reconectando con amigos. Me tocó también estar ahí para el cumpleaños 83 de mi padre, que en paz descanse.♡
Visité mi universidad, e incluso hice negocios durante mi estancia, pasé un tiempo maravilloso con viejas amistades y me conecté con mi mejor amiga de la infancia. Vale la pena mencionar que ella NO está en las redes sociales.
Fue un momento imprevisible
¡Una experiencia que llenó mi corazón de alegría!
El uber me dejó en su antigua dirección (por supuesto que después de tantos años el número de teléfono no funcionó) Fue algo extraño no reconocer el área, ni las calles en las que pasé tanto tiempo en mi juventud – Y por supuesto que sí, todavía soy joven y bella, aunque es difícil creer que ya han pasado varias décadas.
Parados frente al portón de madera, típico de las casas antiguas mexicanas, tocamos y esperamos respuesta. Mi pequeño que me acompañaba exclamó “¿no están? y luego preguntó ¿es ese su coche?” señalando a un auto estacionado en la calle. “No lo sé” le digo mientras me pregunto a mi misma “¿Su familia vivirá todavía aquí? ¿Será este el lugar correcto? ¿Los vecinos les conocen? ¿A quien le puedo preguntar?”
Tocamos una vez más y esperamos respuesta
Pasan unos minutos y miro a nuestro alrededor, veo a una mujer que viene dando la vuelta a la esquina, se dirige en esta dirección, me pregunto si les conoce.
A medida que se acerca, veo algo familiar y de pronto la reconozco ¡mi amiga Mireya! Mi querida amiga de la infancia a quien no he visto en varias décadas. Mi corazón lo sabe, cuando llamo su nombre en voz alta, me mira con ojos perplejos y también me reconoce.
Nos abrazamos, lloramos, estamos asombradas – Dios mío, ¿cuánto tiempo ha pasado? Vengo aquí con mi hijo, que en esa época tenía 4 años, y me entero que ella tiene uno de 20. ¡Dios mío!
Su familia ya no vive ahí
Ella es Directora de una escuela cercana y ni siquiera planeaba estar ahí ese día, simplemente por casualidad pasó a la que solía ser la casa de sus padres.
Pasamos el resto de la tarde juntas y fue como siempre, cada vez que nos veíamos, todo era como siempre lo había sido, independientemente de la frecuencia con la que nos hubiéramos visto.
Estoy agradecida por un viaje tan memorable, lleno de actividad, familia y amigos, con la mayoría de los cuales me conecto regularmente en línea, pero especialmente encantada por el reencuentro con Mireya, mi mejor amiga de la infancia, con quien seguiré en contacto fuera de las redes sociales.
Ese mismo día le pregunté a mi papá
¿de acuerdo a tus experiencias, qué consejo de vida me das?
Él me respondió “rodéate de las personas que amas” no sólo familia, nutre y valora a tus amistades, ya que te encontrarás en la vejez y la mayoría habrán fallecido. Disfrutalos y aprecialos mientras están aquí – Palabras sabias de mi padre.
Pienso en las personas que han cruzado mi camino, muchos llegaron y se han ido, algunos se han quedado, otros todavía vienen de vez en cuando – Es muy fácil descartar a la gente cuando no estamos de acuerdo, y cuando no vemos cosas de la vida de la misma manera ó simplemente cuando nuestros intereses ya no son compartidos y cuando el trajinar de la vida diaria nos mantiene separados.
Quizás una mejor pregunta es
¿Quién lleva un pedazo de mi corazón y quién ha contribuido a mi vida con alegría?
Me comprometo a hacer crecer estas relaciones, para que un día, cuando estemos viejos y arrugados, podamos mirar hacia atrás a los recuerdos que juntos hemos creado.
Comencé ese viaje con la intención de aprovecharlo al máximo. Quería acercarme y reconectar, y aunque no me fue posible verlos a todos, disfruté muchísimo los encuentros que sí tuve.
Vivir intencionalmente y con propósito, puede traer alegría y sorpresas de la forma más inesperada. Estoy realmente agradecida.
❥ Namasté
“La luz de mi interior honra y saluda la luz dentro de ti.”
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Escrito: Abril 16, 2019 Publicado: Octubre 23, 2021